
Por Rosana Quesada
De impresionante arquitectura sin dejar de valorar su riqueza tanto artística, escultórica así como su deslumbrante bóveda estrellada del siglo XV nos adentramos en la Capilla de los Condestables.
En posición central frente al altar mayor nos encontramos con el sepulcro de los Condestables. Están dispuestos con vestiduras de acuerdo a su condición social. Con gran minuciosidad tallados en piedra se encuentran las estatuas yacentes y se puede percibir la calidad de sus tejidos joyas, armaduras que se encuentran apoyadas sobre una gran piedra de jaspe. Dicha piedra se creé que en su día, fue introducida en la catedral gracias a la fuerza de unos bueyes.
La persona encargada de llevar a cabo tan magnífica obra fue Dª Mencía de Mendoza; no sin la colaboración de los importantes artistas y maestros de la época que llevaron a cabo la minuciosidad de esas figuras esculpidas tanto en piedra como en talla de madera policromada, algunos nombres a destacar pueden ser: Simón de Colonia, Gil de Siloé y Felipe de Vigarny.
Algo se debe remarcar a todo visitante es la pintura en tabla de la Magdalena, realizada por un discípulo de Leonardo Da Vinci.
Creo que la Capilla de los Condestables es una maravilla dentro de la gran maravilla que es nuestra Catedral.